Que gran verdad....
LA VANGUARDIA
JAVIER CASTAÑEDA - 02/06/2005 - 13.07 horas
Si hay una palabra que flota ingrávida por el milenio es la precariedad. Mientras la seducción de la opulencia campa a sus anchas, millones de personas viven precariamente en muchas facetas, pero sobre todo en el trabajo. Tanto es así que, al hablar de precariedad, casi automáticamente añadimos laboral. Inseguro, apurado o escaso, son adjetivos que reflejan la situación laboral del SXXI. Florece de modo especial en esos campos abonados que combinan las palabras empleo y juventud. En teoría y por relevo generacional, los jóvenes son la fuerza de trabajo que debería renovar el mercado. Pero en la práctica, son sometidos a toda clase de contratos basura, inestables y mal pagados, hasta tal punto que parece imposible escapar de esta situación de inestabilidad perpetua que les impide desarrollarse dignamente como personas.
Continua
JAVIER CASTAÑEDA - 02/06/2005 - 13.07 horas
Si hay una palabra que flota ingrávida por el milenio es la precariedad. Mientras la seducción de la opulencia campa a sus anchas, millones de personas viven precariamente en muchas facetas, pero sobre todo en el trabajo. Tanto es así que, al hablar de precariedad, casi automáticamente añadimos laboral. Inseguro, apurado o escaso, son adjetivos que reflejan la situación laboral del SXXI. Florece de modo especial en esos campos abonados que combinan las palabras empleo y juventud. En teoría y por relevo generacional, los jóvenes son la fuerza de trabajo que debería renovar el mercado. Pero en la práctica, son sometidos a toda clase de contratos basura, inestables y mal pagados, hasta tal punto que parece imposible escapar de esta situación de inestabilidad perpetua que les impide desarrollarse dignamente como personas.
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