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Sugus

Miles de sugus están acantonados frente a mi ventana, no me queda salida.

Aún soy demasiado joven para morir y ellos me piden un sacrifico de carne..

¿Que haré? ¿Les daré una hamburguesa o un muñón?

Supongo que será algún tipode alucinación, no creo que haberme fumado 20 porros la noche anterior y haberme bebido una botella de ron sea nada bueno para mis neuronas, pero qué se le va a hacer, el cuerpo me lo pedía...

No lo sé, lo cierto es que siento pánico, están frente a mi desde esta mañana. Al levantarme abrí la ventana y los ví, me quedé aterrorizado, al principio pensaba que eran un montón de chinos pequeñitos disfrazados, pero descubrí que no. Era algo mucho más siniestro. Sentí pánico y cogí la primera revista guarra que había por casa y fui a machacármela al baño. "Así libero tensión" pensé.

La verdad es que fue así, liberé bastante tensión, pero a la vez liberé todo el papel higiénico que quedaba. Estaba en un apuro, un montón de sugus frente a mi ventana, muchas revistas porno y nada de papel higiénico. No sé que iba a ser de mi.

En ese momento decidí que lo mejor sería hacer una revisión por todas las ventanas de la casa y comprobar como estab el estado de sitio. Era horroroso, en el tiempo que había estado aliviándome ellos habían construido trincheras y comenzaban a fabricar unas rudimentarias escalas de asalto para acceder a mis ventanas.

Estoy perdido - me dije.

No sabía como reaccionar, ellos eran más que yo y si me los comía a todos mi dentista me iba a matar, acabo de ponerme 5 empastes. No me quedaba otra solución que rendirme, así que cogí los únicos gallumbos limpios que me quedaban, los até con cinta aislante al palo de una escoba y salí de la casa de la forma más digna que creí posible.

Lo que pasó luego no lo recuerdo, sólo sé que estoy en comisaría, desnudo, esposado a la pata de una mesa y oigo a 5 o 6 tios fuera diciendo cosas raras sobre un psiquiátrico.

Supongo que no están hablando de mi, soy una persona totalmente cuerda, nunca he hecho daño a nadi, bueno, excepto aquel día que empujé a un niño bajo un autobús. fue sin malicia, al chiquillo se le habían caido las gafas al suelo y con la mochila no podía agacharse, así que le eché una mano. No sé porqué me empezaron a pegar todas esas viejas, al final al crio no le pasó nada, el conductor frenó a tiempo.

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